RESEÑA

La Medicina Familiar y El Cuento de la Criada

Alex Amézquita Ochoa [a]

  1. Universidad Central del Ecuador, Colombia

Doi: https://doi.org/10.23936/pfr.v7i3.256

PRÁCTICA FAMILIAR RURAL│Vol.7│No.3│Noviembre 2022│Recibido: 29/09/2022│Aprobado: 24/07/2022

Cómo citar este artículo
Amézquita Ochoa A. La Medicina Familiar y el cuento de la criada. PFR [Internet]. 28 de diciembre de 2022; 7(3). Disponible en: https://practicafamiliarrural.org/index.php/pfr/article/view/256

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Resumen

¿Cómo es posible saber si una utopía se está convirtiendo en una distopía? Una forma es a través del lenguaje, cuando el lenguaje oficial, el de las normativas, las políticas, las metas, sirven también para reeducar y someter a los sujetos en un sistema de poder, deja de ser una utopía. El lenguaje se presenta como un instrumento o símbolo de control y coerción, el cual tiene el poder para señalar, tiene el poder de influenciar la realidad (Moreno Trujillo, 2016).
Este ensayo es una referencia hacia la contradicción distópica de la estrategia denominada Atención Primaria de Salud (APS), de los pioneros que la establecieron, de las instituciones formadoras de recursos, de las instituciones prestadoras de servicios, y de las mujeres y hombres que escogen la medicina como profesión. La narrativa y las ilusiones de dos mujeres médicas, se convierte en el hilo conductor que permite el análisis del desarrollo de este discurso, de este lenguaje. Para esto se comparte las historias de vida y de lucha, de dos médicas de familia.
Palabras clave: distopia, medicina familiar Ecuador, estados fallidos

Family Medicine and the Handmaid's Tale

Abstract

How is it possible to know if a utopia is becoming a dystopia? One way is through language, when language official, that of regulations, policies, goals, also serve to re-educate and subdue the subjects in a system of power, leaves to be a utopia. Language is presented as an instrument or symbol of control and coercion, which has the power to signal, it has the power to influence reality (Moreno Trujillo, 2016).
This essay is a reference to the dystopian contradiction of the strategy called Primary Health Care (PHC), of the pioneers who established it, of the training institutions of resources, of the institutions that provide services, and of the women and men who choose medicine as a profession. The narrative and the illusions of two medical women, becomes the common thread that allows the analysis of the development of this speech, of this language. For this, the stories of life and struggle, of two family doctors.
Key words: dystopia, family medicine Ecuador, failed states

 

Autor: Diego Herrera Ramírez

ISBN: 978-9978-55-212-4

Editorial: Ciespal

2022

El Estado y su funcionamiento ha sido uno de los principales temas de investigación de las ciencias sociales y políticas desde sus inicios. Ya sea desde la perspectiva marxista que analiza los modos en que convergen en el estado las luchas de clases, así como la forma en la que las clases dominantes se apropian del mismo y sus funciones para adelantar sus intereses, o bien desde los desarrollos derivados del trabajo de Max Weber, que no solo le atribuye al estado el monopolio del uso de la violencia física y simbólica de forma legítima, sino que ubica en él el incremento de una nueva fuerza social compuesta por burócratas y técnicos cuya labor es la protocolización del funcionamiento del estado.

Pero dentro de las múltiples descripciones que las ciencias sociales siguen produciendo para explicar y comprender el funcionamiento del estado, aquella que pretende discernir el proceso de formación del Estado, es la que ofrece mayores posibilidades de incorporación de una perspectiva desde las narrativas de las personas, su participación, contribución, sumisión y resistencia frente al poder del Estado en la delimitación de sus vidas. Desde una posición más abstracta, los procesos de formación del Estado incluyen la compresión de esta como la concentración de múltiples formas de capital, la unificación de prácticas de todo tipo dentro de los espacios nacionales (como por ejemplo la unificación idiomática que termina por establecer una relación de dominación respecto de dialectos y lenguas aborígenes), la constitución de mercados económicos y culturales donde los discursos sobre lo nacional adquieren valores de intercambio, así como una creciente diferenciación del campo de poder, lo que implica una paradoja entre la pretensión de un estado monolítico y la existencia de formas de funcionamiento diferenciadas en campos como la educación, la seguridad o la salud.

Una de las formas en la que este carácter diferenciador entre los campos de poder se hace concreta, es justamente bajo la compresión que trabajos como los de Bourdieu, desarrollan respecto de dónde encontrar al Estado. Para Bourdieu el estado no es solamente algo que existe allá afuera, sino que también se constituye en una serie de esquemas de percepción y categorías mentales que estas “dentro de nosotros”. Por eso más que discursos institucionales cosificados en códigos y manuales, la producción simbólica del estado debe verse en las representaciones mentales, discursivas y también colectivas que adelantan los actores, tanto aquellos que actúan en nombre del estado, como de aquellos que lo resisten, así como también las que son creadas y mantenidas por aquellos que lo utilizan, que acuden al estado para el cumplimiento de sus necesidades y derechos. Esta es finalmente una de las mejores estrategias para comprender y criticar el funcionamiento del estado.

En épocas recientes, en el seno mismo de América Latina y de sus procesos particulares de formación del estado, trabajos como los de Javier Auyero iluminan una serie de aspectos del estado y su funcionamiento más particular, la política, que suelen quedar por fuera de los grandes modelos de análisis de la dominación. En este sentido, su particular visión se centra en analizar la vida cotidiana, no los grandes discursos ni las evaluaciones cuantitativas de la política pública —aspectos que hay que tener en cuenta pero que no pueden ocupar toda la comprensión sobre el funcionamiento del estado— sino las negociaciones que distintos sujetos hacen en nombre, frente, a favor o en contra, de aquello que denominan estado y que no tiene por qué significar lo mismo para cada uno de ellos.

En su trayecto académico, a Auyero se le revela, apalancado en una perspectiva bourdieuana, cómo la espera, la constante espera, se constituye en una de las formas primordiales de incorporar lo público y lo estatal por parte de los ciudadanos menos favorecidos (los pacientes del estado), pero también en una forma de producir al estado mismo, como una máquina cuya principal producción son procesos diferenciados de espera, un dominio sobre el tiempo que termina por constituir diferencias sociales, y donde la atención de la salud, por ejemplo, desarrolla una serie de temporalidades que controlan la vida de las personas.
Como se puede apreciar, resaltar las voces, representaciones, acciones y prácticas de los sujetos aporta perspectivas no solo novedosas sino claramente humanas, que contribuyen a levantar el velo de un objeto claramente contradictorio, conflictivo y especialmente elusivo como es el estado.

No menos complicaciones representan las definiciones de aquello que llamamos salud. Sin pretender una revisión exhaustiva de los modos en los que las ciencias sociales pretenden comprender a este ámbito de la vida social, es claro que es necesario comprenderla desde un enfoque múltiple, que permita interpretar cómo se organizan socialmente los sistemas de cuidado, la seguridad y el bienestar social, de la misma forma que permita comprender los modos en los que las personas, las comunidades y las sociedades entienden la salud, la enfermedad y los límites dentro de los cuáles se mueven las prácticas de cuidado. La comprensión de la salud y la atención que desarrollan los profesionales de la salud se diferencia por distintos arreglos corporativos, procesos de aprendizaje y socialización de la profesión, pero también por otras estructuras como la clase social, la identificación étnica o la diversidad sexual. De forma similar, los pacientes comprender la enfermedad y el cuidado desde sus experiencias e historias, desde el lugar desde el que acceden a las instituciones de salud, así como desde sus posibilidades de negociar con tales instituciones y con el discurso médico.

Pero ante cualquiera de esas entradas u otras no enunciadas aquí, es innegable que una reconstrucción de la experiencia de los sujetos, que además haga énfasis en la historia de los diferentes arreglos institucionales que han dado forma al estado, a las prácticas de bienestar y a los sistemas de salud, provee de una perspectiva excepcional a la crítica de las formas en las que los estados delimitan y moldean la salud y el acceso a la salud en nuestras sociedades. El trabajo de Diego Herrera Ramírez se inscribe en esta línea de reflexión, que desde las ciencias sociales pretende interpretar el funcionamiento y la formación del estado, desde las narraciones de sujetos, en este caso dos médicos mujeres, especialistas en un campo particular de la salud pública que es la medicina familiar. Las vidas de estas profesionales de la salud, en este sentido, trascienden su potencial como testimonios de una trayectoria y de conexiones con otros sujetos e instituciones, para convertirse en prismas con los cuáles podemos reinterpretar el pasado, el presente y el futuro no solo de la especialidad que representan, sino de los modos en los que el estado es producido en los ámbitos de la salud.

La reconstrucción biográfica de Herrera Ramírez es a la vez caleidoscópica y microscópica. De un lado profundiza en la experiencia, para superar la mera enunciación y sucesión de hechos como modelo explicativo, para arrancar a esas secuencias profundos recorridos reflexivos producidos por sujetos involucrados en los más mínimos detalles de la práctica médica, de la agremiación profesional o de la producción pedagógica. A la vez, de otro lado, conjuga no solo el reflejo de la memoria, expresado en las narrativas biográficas, sino la reflexión crítica que conecta los desarrollos globales y regionales de la medicina familiar, y la interpretación creativa que conecta con mitos y distopías, que contribuyen a desentrañar las tramas de dominación y representaciones perversas que sostienen prácticas médicas y de organización social que pasan desapercibidas para diferentes actores de los sistemas de salud.

Perspectivas integrativas son necesarias para seguir ampliando la revisión crítica de la formación del estado y de sus diversas manifestaciones y diferenciaciones funcionales, y el texto que están a punto de leer es un aporte sustancial en ese sentido, en el campo de la salud pública. Otras iniciativas deberían avanzar en incorporar perspectivas comparadas, así como el diálogo con otras disciplinas y discusiones de las ciencias sociales, como las líneas de ciencia, tecnología y sociedad que contribuyan a la compresión de las interacciones entre las disciplinas científicas de la salud y el cuidado, los avances tecnológicos que se objetivizan en tratamientos y procedimientos diagnósticos, y sus implicaciones sociales respecto de la privacidad, las diferencias culturales y la compresión/vivencia del cuerpo, entre muchas otras posibilidades inter y transdisciplinarias.

Referencias bibliográficas

Auyero, J. (2001). La política de los pobres: Las prácticas clientelistas del peronismo. Ediciones Manantial.
Auyero, J. (2004). Vidas beligerantes: Dos mujeres argentinas, dos protestas, y la búsqueda de reconocimiento. Universidad Nacional de Quilmes.
Auyero, J., & Swistun, D. A. (2008). Inflamable: Estudio del sufrimiento ambiental. Paidós.
Auyero, J. (2013). Pacientes del estado. Eudeba.