EDITORIAL

Medicina 3.0

Diego Herrera[1]

1. Saludesa Ecuador, Ecuador

Doi: https://doi.org/10.23936/pfr.v8i1.259

PRÁCTICA FAMILIAR RURAL│Vol.8│No.1│Marzo 2023│Recibido: 02/03/2023│Aprobado: 01/03/2023

Cómo citar este artículo
Herrera D. Medicina 3.0 . PFR [Internet]. 27 de marzo de 2023;8(1):e-259. Disponible en: https://practicafamiliarrural.org/index.php/pfr/article/view/259

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Resumen

En una sociedad hiperconectada el exceso de información ha generado un cambio en el paradigma del status quo, en la práctica diaria muchos médicos ya no examinan al paciente, el paciente es el que le mira al médico, o “ya no se escucha al paciente, sino que el paciente es quien le escucha al médico” y valida la información previamente adquirida.

Palabras clave: medicina en red, nuevos paradigmas, relación médico paciente

Medicine 3.0

Abstract

In a hyperconnected society, the excess of information has generated a change in the paradigm of the status quo, in daily practice many doctors no longer examine the patient, the patient is the one who looks at the doctor, or "the patient is no longer listened to, rather, the patient is the one who listens to the doctor” and validates the previously acquired information.

Keywords: network medicine, new paradigms, doctor-patient relationship

 

En el nuevo mundo “hipercomunicado”, los registros digitales y las cámaras de seguridad son parte del paisaje cotidiano. Vivimos una sociedad del encierro digital, una etapa superior al “Panopticon”de Foucoult[1], donde las infraestructuras tecnológicas son utilizadas como dispositivos disciplinarios. El aislamiento y los cambios en las formas de comunicación, que crecieron durante el encierro obligatorio de la pandemia del COVID 19, obligo a la humanidad a usar las redes sociales para comunicarse tanto con las instituciones como con otros individuos.

A este fenómeno del primer mundo, se suma en Latinoamérica, la descomposición política de los “Estados Frágiles”, (1) que han provocado una ola de violencia e inseguridad que incrementa el temor e incertidumbre social, frente a estos nuevos escenarios, los habitantes de los países sudamericanos, exigen seguridad, mayores restricciones de movilidad dejando de lado los encuentros sociales que fueron parte de la cotidianidad en el pasado.

Esto sumado al autoaislamiento provocado por la era digital, crean “nuevos rituales”con nuevas prácticas de comunicación “que generan una comunidad nueva extraña sin necesidad de comunicación” (2)

Esta comunicación sin contacto, obliga a rediseñar  los rituales médicos que ahora se manifiestan en una nueva realidad en la red informática separándose de lo físico, la nueva práctica médica se limita al cumplimiento de metas u horarios. En el espacio privado los profesionales inmersos en el individualismo presenciamos el escape a la virtualidad de las redes sociales y al goce individual (3).

El filósofo Han afirma: “ya no habitamos la tierra y el cielo, sino “Google Earth y la nube”. “Las cosas”[2] que para la filosofía eran los objetos físicos que solían contener nuestra vida cotidiana: los árboles, los libros, las casas, los amigos, los pacientes van perdiendo importancia.  La información digital no necesita de “las cosas”, sino las “no cosas”, realidades intangibles y, por ende, inmunes al paso del tiempo, “el metaverso”, “instagram”, las “series de Netflix”. Esta “no cosas”no son concretas ni cambiantes, no producen incertidumbre. La naturaleza y su conocimiento, se alejan de nosotros siendo únicamente accesibles mediante la pantalla de nuestros teléfonos celulares.

El declive de las “cosas” frente al florecimiento de la información refleja el reemplazo del “Dasein”de Heidegger (el ser para la muerte)[3] por el “Phono sapiens”de Han (el ser para el goce y el placer)[4]  incrédulo de la ciencia y del conocimiento, pendiente solo del “Tik Tok”, para el cual la vida intelectual, el método científico solo le generan frustración.

Lo que los profesores universitarios del siglo pasado intentaban despertar en sus estudiantes a lo que Heidegger denominaba “disposición anímica”, lo que obligaba al médico a pensar, a interrogarse sobre las cosas que le rodean ya enfrentar las realidades existentes, transformándose en un ser político, ya no funciona. Para la nueva generación de profesionales de la “generación digital” las “cosas” no tienen importancia, pues provocan dolor y frustración.

En esta nueva sociedad emergente la primacía de los símbolos sobre las “cosas”, característica de la sociedad de masas, no hace más que acentuarse, la representación de la realidad se sobrepone a la realidad misma. Lo real ya no es aquello que se puede reproducir, sino lo reproducido.

La dinámica del consumo se basa en la adquisición de signos antes que de objetos. Ya no se le ofrece al consumidor un objeto en relación con su utilidad, sino a través de su significado colectivo: prestigio, opulencia económica, estar a la moda, pertenecer a cierto grupo social, etc.

La medicina también empieza a caer en una especie de oscuridad, la era digital se va convirtiendo en un obstáculo para la búsqueda del sentido real de las “cosas”. Los seres digitales se convierten en un grupo consumidor serial y pasivo, en busca del mejor producto farmacológico del mercado. El exceso de información y la reproducción cada vez mayor de imágenes de la medicina, van transgrediendo lo que denominábamos el “conocimiento médico”.

Muchos médicos ya no examinan al paciente, el paciente es el que le mira al médico, o “ya no se escucha al paciente, sino que el paciente es quien le escucha al médico”, se ha producido un giro del dispositivo de vigilancia y control de la medicina (vigilar y castigar)[5] hacia un sistema de disuasión donde está abolida la distinción entre lo pasivo y lo activo, esto obliga a deconstruir  la práctica médica y la formación de una nueva generación de profesionales, que manejen nuevas formas de relación y comunicación (4).

El primer paso para esa deconstrucción, es enfrentar los discursos liberales con frases que no reflejan la nueva realidad como la del “medico como héroe“. Estos discursos tienen la función de proporcionar una espesa niebla ideológica sobre la que dispersar las energías de la crítica.

El poder como estructura, el amor, la muerte, las instituciones, los pacientes, necesitan una nueva mirada provocativa que replantea lo que creíamos verdadero lo que el  “sentido común” nos decía, debemos revisar nuestras propias deformaciones, nuestros rituales, nuestra forma de comunicarnos, la relación médico paciente, el sentido del ser médico, de ser investigador.  “En las pequeñas señales cotidianas es donde más se juega lo político y lo hegemónico”de la práctica médica.

La deconstrucción no apunta a un punto de llegada, no se sale de un esquema para llegar a otro mejor porque el problema es lo normativo, el deconstruir es como una voz de alerta que siempre te está diciendo, existen otras posibilidades, nada es definitivo ni nada es terminal. Es esa capacidad humana de desconfiar de lo dado, de resignificarlo y abrir otras posibilidades que en general no se nos presentan (5).

Referencia bibliográficas

  1. Hutchins F. Estados frágiles e impactos en el cuidado de la salud. PFR [Internet]. 29 de noviembre de 2022. 7(3). Disponible en: https://practicafamiliarrural.org/index.php/pfr/article/view/253
  2. Han B. No-cosas. Quiebras del mundo de hoy. Taurus; 2021
  3. Natanson J. La triple crisis de los medios de comunicación. Nueva Sociedad. 2014; 1(249)
  4. Baudrillard J. Cultura y simulacro. Barcelona, Kairós; 1993.
  5. Sztajnszrajber D. Filosofía a martillazos. Tomo 2. Ediciones Paidós; 202o

Notas

[1] Para Foucault el panoptismo es un rasgo característico que conforma la organización humana contemporánea, constituido por tres elementos definitorios: vigilancia, control y corrección. Para Focault, la institucionalidad —concretizada en la infraestructura hospitalaria, carcelaria, escolar, religiosa, industrial, etc.

[2] En ontología, una cosa, objeto concreto u objeto material es un individuo sustancial dotado con todas sus propiedades sustanciales, en particular la propiedad de cambiar.

[3] Dasein expresión alemana que significa "ser- ahi", "aquí", "allí", Heidegger la expresa para comprender la existencia humana, ser en el mundo, ser uno mismo,es la conciencia que determina al ser a través de la continuidad en el tiempo y en el espacio, es la existencia de sí, es estar ahí.

[4] Cazador recolector de datos sin relato, el phono sapiens es un adicto al click, al follow, al selfie, al instante. Habita una realidad fragmentada, distorsionada, como la imagen que refleja un espejo roto. Siempre hiperconectado pero eternamente aislado. Siempre en la nube, en la infoesfera descrito por Han en su obra las No Cosas..

[5] “Vigilar y castigar”la obra de Michael Foucoult, ayuda a tener una visión de cómo es la vida en la cárcel y de cómo la institución a través de sus prácticas y sus discursos pueden llegar a ejercer violencia sobre los miembros que la conforman y sobre la misma institución, esa experiencia se traslada a las instituciones medicas y de salud mental otras de sus obras.