ARTÍCULOS DE REVISIÓN
Perspectiva de género en el abordaje de cambio climático y salud
Mónica Izurieta-Guevara(a), Cristina Núñez Vásquez(a), Sami Sánchez-Verduga(a), Genoveva Espinoza(b), Daniel Simancas-Racines(a).
1. a Universidad UTE, Facultad de Ciencias de la Salud Eugenio Espejo, Centro de Investigación en Salud Pública y Epidemiología Clínica (CISPEC), Quito 170527, Ecuador.
b Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, Maestría en Gestión de Organizaciones Sostenibles, Quito, 170525, Ecuador.
DOI: https://doi.org/10.16921/pfr.v10i2.361
PRÁCTICA FAMILIAR RURAL│Vol.10│No.2│Julio 2025│Recibido: 17/06/2025│Aprobado: 25/07/2025
Cómo citar este artículoToalombo Sisa J. El biofeedback como terapia complementaria para la cistitis intersticial/síndrome de vejiga dolorosa.: El biofeedback en la cistitis intersticial . PFR [Internet]. julio 2025; 10(2). Disponible en: https://practicafamiliarrural.org/index.php/pfr/article/view/351 |
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Resumen
La intensidad y devastación de los eventos climáticos del Siglo XXI incrementan la vulnerabilidad de personas con problemáticas sociohistóricas preestablecidas. Los impactos de cambio climático en salud no son lineales, se producen de forma diferenciada y desproporcionada según los condicionamientos propios y las particularidades de algunos grupos sociales. El objetivo de esta revisión es comprender los procesos ecosociales derivados del cambio climático que impactan en la salud y bienestar de mujeres y niñas. Para ello, se desarrolló una revisión comprensiva que abarca artículos publicados en los últimos cinco años de bases de datos Scopus, Medline/PubMed y LILACS. La revisión permitió identificar dimensiones sociales y biológicas que reproducen dinámicas de vulnerabilidad en salud diferenciadas en mujeres y niñas expuestas a crisis climáticas; asimismo, se establecen múltiples interseccionalidades que exacerban estos condicionamientos. En base a los resultados, se proponen lineamientos de política pública con perspectiva de género para el diseño de sistemas de salud resilientes y estrategias de mitigación.
Palabras clave: cambio climático, género, salud pública, vulnerabilidad en salud, salud global
The gender perspective in climate change and health
Abstract
The intensity and devastation of climate events in the 21st century have increased the vulnerability of populations with pre-existing sociohistorical disadvantages. The health impacts of climate change are not linear; they occur in a differentiated and disproportionate manner depending on the specific conditions and particularities of social groups. The objective of this review is to understand the ecosocial processes derived from climate change that affect the health and well-being of women and girls. To this end, a comprehensive review was conducted, encompassing articles published in the last five years from the Scopus, Medline/PubMed, and LILACS databases. The review identified social and biological dimensions that reproduce differentiated vulnerability dynamics in the health of women and girls facing climate crises; additionally, multiple intersectionalities exacerbating these conditions were established. Based on the results, gender-sensitive public policy guidelines are proposed for the design of resilient health systems and the development of effective mitigation strategies.
Keywords: climate change, gender, public health, health vulnerability, global health
Introducción
El cambio climático representa uno de los mayores desafíos para la salud pública global del siglo XXI [1,2]. Las emisiones de gases de efecto invernadero, intensificadas por la industrialización acelerada y los procesos extractivistas característicos del Antropoceno [1,3] han elevado la temperatura global a niveles no registrados en, al menos, los últimos 2000 años [4]. En 2024 la temperatura media anual de la superficie de la Tierra rompió récord con 1,45˚C más que en la época preindustrial acercándonos peligrosamente al umbral de 1,5°C [5–8]. Las crisis climáticas derivadas como olas de calor, sequías, incendios, huracanes intensificados, aumento del nivel del mar o inundaciones [4,5,9–12] reconfiguran súbitamente las relaciones ecosociales de territorios rurales, urbanos y costeros incrementando vulnerabilidades preexistentes de algunos grupos sociales [13,14], entre estos, mujeres y niñas [15].
En este contexto, es necesario fortalecer los planteamientos de política pública en salud y cambio climático a través de la adopción de una perspectiva de género que permita abordar las condiciones particulares de mujeres y niñas que configuran impactos diferenciados en su salud y bienestar. El género deviene de normas sociales, culturales y económicas de las sociedades que atribuyen roles, acciones y comportamientos a mujeres, hombres y personas con identidad de género diversas [16]. Estos constructos generan inequidad, discriminación y establecen barreras estructurales que intensifican vulnerabilidades y riesgos de enfermedad física y mental en mujeres y niñas [17].
La interrelación entre cambio climático y género es un eje importante para la interfase de los campos de salud y ambiente [18], robustece la argumentación necesaria para el ejercicio de diplomacia en salud, multilateralismo ambiental y acción climática [19,20] [14], sirve de insumo para el diseño y ejecución de sistemas de salud resilientes al cambio climático [5] y contribuye a la formación integral de profesionales de la salud, actores claves en la atención a víctimas de crisis climáticas [21]. Asimismo, esta línea de investigación se relaciona con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 3: salud y bienestar, ODS 5: igualdad de género [22,23].
En este sentido, el propósito de esta revisión es comprender los procesos ecosociales derivados del cambio climático que impactan en la salud y bienestar de mujeres y niñas expuestas a crisis climáticas. El marco interpretativo de esta revisión es la epidemiología ecosocial [24] y la determinación social de la salud [25], enfoques teóricos que integran jerarquías sociohistóricas, económicas, normativas y ecológicas en el análisis de la distribución de enfermedades [26].
Material y métodos
Para esta revisión comprensiva, se consideraron publicaciones de 2020 a 2025. La búsqueda incluyó revisiones en Scopus, Medline/PubMed y LILACS. Se utilizó la siguiente combinación de descriptores en español e inglés: cambio climático, género, vulnerabilidad en salud, mujeres y salud pública. Se tomaron en cuenta artículos publicados a texto completo de libre acceso y estudios en humanos. Se encontraron un total de 121 artículos, de los cuales se eligieron y revisaron 50. Las razones de exclusión fueron repetición de artículos entre las bases editoriales, falta de profundidad en el tema o ausencia de análisis en las relaciones entre cambio climático y salud de mujeres y niñas; también se excluyeron reseñas o comentarios. Se realizó una extracción de los principales resultados y discusión de los artículos seleccionados y se procedió a analizar los hallazgos de acuerdo con una estructura de análisis multidimensional.
Resultados
La mayoría de artículos analizados en esta revisión abordan las categorías cambio climático y género con énfasis en los impactos en riesgos para la salud física y mental de mujeres y niñas. Solo algunos están relacionados con política pública e intervenciones. Del total de estudios, el 30% pertenecen a revisiones sistemáticas, integrativas y narrativas. El 40% corresponde a artículos originales, entre ellos, figuran principalmente estudios cuantitativos con análisis multivariado, estudios ecológicos, técnicas de modelos de series de tiempo y estudios descriptivos; el 30% restante son estudios de diseño mixto e investigaciones cualitativas desarrolladas a través de etnografías y técnicas conversacionales, principalmente, en países del Sur global.
Dimensión social y las condiciones de género en la génesis de vulnerabilidad
Las mujeres son el grupo poblacional con mayor índice de pobreza a nivel global y dependen más que los hombres de los servicios ecosistémicos de la naturaleza para su sustento [27]. Las limitaciones que ellas presentan para el acceso a recursos como tierra, agua limpia, educación, servicios de salud y servicios legales son determinantes en la génesis de trayectorias de vulnerabilidad en salud. Las mujeres de países de bajos ingresos y territorios rurales son las más afectadas, de acuerdo con ONU Mujeres, 158 millones de mujeres y niñas podrían ser empobrecidas para 2050 en el peor de los escenarios de cambio climático [22]. No obstante, ellas tienen una menor participación que los hombres en el diseño de políticas y acción climática [15,28].
Mujeres que dependen de actividades agrícolas son particularmente vulnerables al cambio climático. Estas representan aproximadamente el 40% de la fuerza laboral agrícola a nivel mundial y hasta el 49% en países de menos ingresos. Sequías e inundaciones intensificadas modifican los ciclos agrícolas y destruyen cultivos; en este sentido, el cambio climático está relacionado con la inseguridad alimentaria y la pérdida de soberanía femenina en la producción y consumo alimentario [29,30]. Entre 2019 y 2023, la prevalencia de subalimentación aumentó 1,5 puntos porcentuales en países afectados por eventos climáticos extremos, lo que repercute en la disminución de la productividad agrícola y el incremento de precios de los alimentos [31]. Se proyecta que, en el peor escenario climático, 236 millones más de mujeres y niñas, frente a 131 millones de hombres, podrían experimentar inseguridad alimentaria para 2050 [22].
A partir de normas sociales, la atribución de roles a mujeres y niñas reproducen disparidades de género que se agravan en crisis climáticas. Especialmente en espacios rurales, mujeres y niñas son encargadas de recoger agua y buscar fuentes de energía natural (madera, paja, carbón) además de ser activas en la siembra y cosecha de alimentos [32–34]. Cuando se presentan crisis climáticas como sequías, inundaciones o huracanes, estas prácticas domésticas y comunitarias son abruptamente interrumpidas, por lo tanto, para ellas, es necesario un sobre esfuerzo en la regeneración de actividades de cuidado que implica una disminución del tiempo para otras actividades productivas o de descanso (31). Esta situación también puede afectar a la continuidad de la educación de niñas y adolescentes pues son obligadas a trabajar o, en algunos casos, a matrimonios forzados [36,37].
El cambio climático genera procesos migratorios forzados [38,39]. El desplazamiento de 43 millones de niñas y niños en los últimos seis años está relacionado con eventos climáticos extremos [5,40]. Inclusive, si la migración es una alternativa, los recursos y la seguridad necesaria para que mujeres y niñas logren establecerse en nuevos territorios son limitados [41]. La migración climática y el estrés social generado potencian situaciones de violencia basada en género (VBG). Se estima que, de continuar con el calentamiento global, hasta 40 millones de mujeres y niñas adicionales podrían ser violentadas y que, por cada grado Celsius de aumento de temperatura, la violencia basada en género aumentaría en 4,7% [42]. Existe evidencia de que los casos de violencia de pareja son más probables entre mujeres que viven en regiones que han experimentado desastres climáticos severos comparados con aquellas que no han sido expuestas a estos eventos [43].
Dimensión biológica y riesgo de enfermedad física y mental
Desde una dimensión biológica, el cambio climático supone riesgos en salud únicos para mujeres y niñas debido a sus características fisiológicas. Por ejemplo, en mujeres embarazadas, la evidencia muestra que la exposición a calor excesivo impacta negativamente en la salud materna [44,45]. Así, existe una asociación significativa entre exposición al calor y reducción de la edad gestacional, incremento del riesgo de parto prematuro y bajo peso del recién nacido [45–47]. En mujeres en edad reproductiva, las variaciones del clima tienen el potencial de desequilibrar el balance hormonal que regula el ciclo menstrual y en situaciones de crisis humanitarias el acceso a artículos de higiene menstrual es limitado [35].
Por otro lado, preocupa que la mortalidad y morbilidad por calor excesivo es más alta en mujeres comparada con hombres, ambos, mayores de 65 años [48].
En Europa, entre mayo y septiembre de 2022, se registraron 61672 muertes por calor en 35 países, entre estas, se evidenció un 56% más de muertes en mujeres que en hombres [49]. Así también, estudios confirman que mujeres ancianas de bajos ingresos y nivel de educación son la población de mayor riesgo de mortalidad por calor [50]. En Europa, las evidencias de mayor riesgo de mortalidad por calor excesivo en mujeres mayores a 75 años se han mostrado desde 2003 [51]. La situación es alarmante al punto que, por ejemplo, la asociación Ancianas por el Clima ganó una demanda al gobierno suizo por violar el derecho al respeto de la vida privada y familiar, al no tomar medidas contra el cambio climático. En Suiza, el riesgo de mortalidad por calor es un 27% más alto en mujeres mayores a 75 años que en hombres y un 31% en el caso de mujeres mayores de 85 años [52]. Las diferencias en mecanismos fisiológicos de transpiración (mujeres sudan menos que hombres), la capacidad para regular la temperatura corporal y la mayor tensión que produce el exceso del calor en el sistema cardiovascular femenino son planteadas como posibles causas [53].
Así también, el cambio climático impacta en la salud mental de mujeres puesto que eleva el riesgo de estrés, depresión, desorden postraumático, insomnio y otros síntomas neuropsiquiátricos [54–56]. Los estudios revisados sostienen que el cambio climático impacta desproporcionalmente en la salud mental de mujeres debido a condiciones socioeconómicas consustanciales a su género, las cuales hacen más difícil el afrontamiento de crisis climáticas, asimismo, por estar más expuestas a violencia y vulnerabilidades de migraciones forzadas [54,57,58]. Además, existe una tendencia creciente de artículos que exponen una disminución de la intención de maternidad debido a “ecoansiedad”, categoría referida a la preocupación y miedo por las amenazas que representa el cambio climático en el presente y futuro [59].
Estos procesos de vulnerabilidad en la salud de mujeres y niñas, en contexto de cambio climático, se sistematizan en la siguiente figura:
Figura 1 Vulnerabilidad en salud de mujeres y niñas en contexto de cambio climático
Elaborada por los autores
Consideraciones para política pública en salud, género y cambio climático
La incorporación de una perspectiva de género y la participación de mujeres en política y acción climática es una tarea pendiente [60,61]. Así también, es necesario que los sistemas de información permitan visualizar datos por género y sus interseccionalidades [15]. Para una mayor efectividad de la política pública en salud y cambio climático, es sustancial el trabajo intersectorial y el despliegue de programas para reinserción a educación, vivienda y proyectos productivos en los que las mujeres, especialmente jefas de hogar, tengan incidencia en las decisiones y acciones [61].
Principalmente en escenarios rurales los saberes populares y la participación de la comunidad son oportunos para afrontar crisis climáticas, por ejemplo, acciones colectivas para reestablecer las fuentes de agua limpia o la implementación de cocinas comunitarias, así como monitoreo y alertas sobre personas que necesiten de medicinas o equipos médicos que pudieran ser interrumpidos debido a falta de electricidad u obstrucción de caminos [62].
En la siguiente figura se resumen lineamientos para política pública en salud, género y cambio climático:
Figura 2 Lineamientos para política pública en salud, género y cambio climático
Elaborada por los autores
Discusión
Los resultados de esta revisión comprensiva muestran una profunda complejidad en las particularidades de género interconectadas a cambio climático y salud. El análisis presentado abarca dimensiones sociales y biológicas que generan procesos y relaciones que drástica y rápidamente deterioran la salud y bienestar de mujeres y niñas enfrentadas a crisis climáticas [28,41,63]. Así, los efectos de inundaciones, huracanes, sequías, incendios, calor y frío, intensificados por el cambio climático, se experimentan de forma distinta y desproporcionada en mujeres y niñas puesto que las trayectorias de vulnerabilidad se configuran atravesando disparidades ecosociales consustanciales al género y en respuesta a las condiciones propias de la fisiología femenina [28,38].
A partir de una dimensión social la revisión muestra que, en contexto de cambio climático, mujeres trabajadoras agrícolas son especialmente susceptibles a perder las fuentes de sustento, a la destrucción de cultivos, inseguridad alimentaria y obstrucción de fuentes de agua limpia y energía natural ocasionados por sequías o por la destrucción de la infraestructura para su abasto [32,64]. Los roles socialmente atribuidos a mujeres y niñas en cuanto a labores domésticas y prácticas de cuidado generan desafíos intensificados durante y después de crisis climáticas [29,63,65]. El tiempo y esfuerzo necesario para reconstruir su autonomía económica y sustento merman las oportunidades de educación de niñas y las exponen a situaciones de estrés, violencia doméstica o inclusive matrimonios forzados [66]. Durante y después de crisis climáticas la violencia basada en género se incrementa, sea por el estrés generalizado en su entorno o la vulnerabilidad generada durante las migraciones forzadas [67,68].
Las mujeres, por sus características biológicas y capacidad reproductiva, incorporan las dinámicas de cambio climático de forma única, en procesos de embodimentparticulares a sus organismos[69,70]. De este modo, los artículos revisados muestran que el calor extremo durante el embarazo está asociado con el incremento de riesgo en parto prematuro, bajo peso de recién nacido y situaciones de estrés de la madre, así también, se evidencia el rechazo a embarazos por parte de mujeres jóvenes debido a la ansiedad e incertidumbre que produce el cambio climático [46,47,71–74]. Las mujeres adultas mayores tienen un riesgo de mayor mortalidad por calor excesivo, cuestión evidenciada en las olas de calor de las últimas dos décadas en Europa [49,51]
En contraste con otros artículos sobre los impactos del cambio climático en la salud, esta revisión aborda la complejidad de procesos y relaciones que configuran procesos únicos de riesgo de enfermedad física y mental en mujeres y niñas. Con el enfoque de dos dimensiones de análisis, social y biológica, se alcanza una mayor amplitud en la identificación de trayectorias de vulnerabilidad en la salud de mujeres y niñas, cuestión característica de los estudios de determinación social de la salud [25] y la epidemiología ecosocial [24]. Vale la pena señalar que hemos complementado la revisión de artículos de las bases de datos señaladas con una búsqueda adicional de evidencias cuantitativas identificadas en otros artículos que se relacionan con los hallazgos iniciales.
Esta revisión podría presentar limitaciones por sesgo en la selección de artículos al haber contemplado bases de datos con artículos de alto impacto que excluyen estudios no publicados, así como documentos o informes de intervenciones en territorios que no constan en revistas científicas. Serán necesarias futuras investigaciones que profundicen análisis por regiones, por ejemplo, análisis concentrados en países de ingresos bajos, ciudades costeras, islas o poblaciones de mujeres indígenas, afrodescendientes u otras etnias, especialmente en América Latina. Otros estudios podrían proponer modelos de sistemas de información y vigilancia epidemiológica con perspectiva de género aplicables antes, durante y después de desastres climáticos para garantizar una atención en salud efectiva y sensible a particularidades de grupos sociales en desventaja.
Los resultados de este artículo contribuyen al ejercicio teórico interdisciplinario que conecta al campo de la salud con los de cambio climático y género; hacen parte de una creciente tendencia de investigaciones que confirman la intensificación de vulnerabilidades en salud en el marco de crisis climáticas. Así también, los hallazgos permiten sustentar la inclusión de una perspectiva de género en la construcción de política pública en salud y cambio climático y contribuyen a una educación médica integral que supere enfoques reduccionistas.
Conclusiones
Es necesario balancear esfuerzos y recursos para integrar una perspectiva de género en los planes nacionales de adaptación al cambio climático, instrumentos que el sector de la salud tiene como tarea pendiente en países de bajos ingresos. Esto es especialmente importante para el bienestar de poblaciones vulnerables, como mujeres y niñas, que son desproporcionalmente afectadas por crisis climáticas, ya sea a partir de una jerarquía social o desde condiciones fisiológicas individuales.
Es necesaria la participación efectiva de mujeres de todas las edades tanto en la toma de decisiones como en la ejecución de estrategias relacionadas al cambio climático. Los sistemas de información y monitoreo deben incluir variables de género que permitan visibilizar diferencias y territorializarlas con el fin de tomar decisiones acertadas con principios de equidad. Sin ello, no sólo se corre el riesgo de una ineficaz política pública en salud y cambio climático, también se estaría permitiendo el incremento de vulnerabilidades de mujeres y niñas desde otro frente.
Referencias bibliográficas