CARTA AL EDITOR
El triple brote en Ecuador: entre la sindemia y la infodemia
Daniel Simancas-Racines[1], Claudia Reytor-González[1], Jaen Cagua-Ordoñez[1]
1. Universidad UTE, Facultad de Ciencias de la Salud Eugenio Espejo, Centro de Investigación en Salud Pública y Epidemiología Clínica (CISPEC), Quito, Ecuador.
DOI: https://doi.org/10.16921/pfr.v10i2.379
PRÁCTICA FAMILIAR RURAL│Vol.10│No.2│Julio 2025│Recibido: 24/06/2025│Aprobado: 25/07/2025
Cómo citar este artículoSimancas-Racines D, Reytor-González C, Cagua-Ordoñez J. El triple brote en Ecuador: entre la sindemia y la infodemia. PFR [Internet]. julio 2025;10(2). Disponible en: https://practicafamiliarrural.org/index.php/pfr/article/view/379 |
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Resumen
Brotes simultáneos de tosferina, fiebre amarilla y leptospirosis en zonas rurales y amazónicas del Ecuador evidenciaron una combinación crítica de factores estructurales y sanitarios. La baja cobertura de vacunación, la escasez de servicios básicos, la pobreza, la desnutrición infantil y la limitada capacidad de vigilancia epidemiológica contribuyeron a una mayor carga de enfermedad. Estos eventos, potenciados por una infodemia marcada por desinformación y alarma social, configuraron una sindemia con consecuencias desproporcionadas en poblaciones vulnerables. Ante este escenario, resultan prioritarias acciones integradas que fortalezcan el primer nivel de atención, promuevan la comunicación en salud adaptada al contexto y garanticen condiciones dignas de vida como ejes fundamentales de una respuesta sindémica integral, equitativa y resiliente..
Palabras clave: sindemia, infodemia, brotes epidémicos, inequidad en salud, atención primaria
The triple outbreak in Ecuador: between syndemic and infodemic
Abstract
Simultaneous outbreaks of pertussis, yellow fever, and leptospirosis in rural and Amazonian areas of Ecuador exposed a critical interplay of structural and health-related factors. Low vaccination coverage, lack of basic services, poverty, child malnutrition, and weak epidemiological surveillance contributed to increased disease burden. These events, intensified by an infodemic characterized by misinformation and public alarm, formed a syndemic with disproportionate effects on vulnerable populations. In response, integrated actions are urgently needed to strengthen primary healthcare, deliver context-sensitive health communication, and ensure access to essential living conditions as fundamental components of public health preparedness.
Keywords: syndemic, infodemic, disease outbreaks, health inequity, primary healthcare
Introducción
Entre noviembre de 2024 y mayo de 2025, Ecuador registró un alarmante incremento de casos de tres enfermedades infecciosas: tosferina, fiebre amarilla y leptospirosis. Según reportes oficiales del Ministerio de Salud Pública, al menos 31 personas fallecieron por tosferina[1], ocho por leptospirosis[2] —todos menores de edad— y ocho por fiebre amarilla[3] en 2025. Estos brotes, localizados especialmente en zonas amazónicas y rurales, exponen la fragilidad del sistema sanitario nacional, las profundas desigualdades en el acceso a servicios de salud y la circulación descontrolada de información inexacta que dificulta las respuestas eficaces por parte del Estado.
Entre noviembre de 2024 y mayo de 2025, Ecuador registró un alarmante incremento de casos de tres enfermedades infecciosas: tosferina, fiebre amarilla y leptospirosis. Según reportes oficiales del Ministerio de Salud Pública, al menos 31 personas fallecieron por tosferina[1], ocho por leptospirosis[2] —todos menores de edad— y ocho por fiebre amarilla[3] en 2025. Estos brotes, localizados especialmente en zonas amazónicas y rurales, evidencian la fragilidad del sistema sanitario nacional, las profundas desigualdades en el acceso a servicios de salud y la circulación descontrolada de información inexacta que obstaculiza respuestas eficaces por parte del Estado.
El contexto epidemiológico actual evidencia un patrón reiterado de exposición múltiple a riesgos biológicos, sociales y estructurales que se potencian mutuamente. La presencia simultánea de brotes infecciosos en territorios históricamente excluidos plantea la necesidad de abordar la situación desde un enfoque integral. En este escenario, se configuran dos fenómenos interrelacionados: la sindemia, entendida como la sinergia entre enfermedades infecciosas y determinantes sociales adversos; y la infodemia, que implica una circulación excesiva y muchas veces errónea de información, lo que complica aún más la toma de decisiones y la confianza en las instituciones sanitarias[4]. El presente artículo propone una lectura ampliada de la crisis sanitaria actual en Ecuador, desde un enfoque epidemiológico, social y comunicacional.
El contexto epidemiológico actual muestra un patrón reiterado de exposición múltiple a riesgos biológicos, sociales y estructurales que se potencian mutuamente. La presencia simultánea de brotes infecciosos en territorios históricamente excluidos plantea la necesidad de abordar la situación desde un enfoque integral. En este escenario, se identifican dos fenómenos interrelacionados: la sindemia, entendida como la sinergia entre enfermedades infecciosas y determinantes sociales adversos; y la infodemia, que implica una circulación excesiva y, muchas veces, errónea de información. Esto dificulta la toma de decisiones y afecta la confianza en las instituciones sanitarias[4]. El presente artículo propone un análisis ampliado de la crisis sanitaria actual en Ecuador, desde una perspectiva epidemiológica, social y comunicacional.
Figura 1. Distribución provincial de los casos notificados de tosferina (A), leptospirosis (B) y fiebre amarilla (C) en Ecuador hasta mayo de 2025. Los tonos más intensos de rojo indican mayor número absoluto de casos registrados en cada provincia. Se observa una alta concentración de tosferina en provincias de la región Costa, leptospirosis en provincias amazónicas y de la costa, y fiebre amarilla en provincias fronterizas con Colombia y Perú.
Fuente: Gacetas epidemiológicas, Ministerio de Salud Pública, 2025
Diagnóstico de la situación sanitaria actual
La triple emergencia sanitaria que vive Ecuador —por tosferina, leptospirosis y fiebre amarilla— no puede analizarse únicamente desde la biomedicina. Cada una de estas enfermedades, si bien responde a causas infecciosas identificables, refleja también fallas estructurales del sistema de salud, condiciones de vida precarias y una débil gobernanza sanitaria[5–7].
La triple emergencia sanitaria que vive Ecuador —por tosferina, leptospirosis y fiebre amarilla— no puede analizarse únicamente desde la biomedicina. Cada una de estas enfermedades, si bien responden a causas infecciosas identificables, reflejan también fallas estructurales en el sistema de salud, condiciones de vida precarias y una débil gobernanza sanitaria[5–7].
La tosferina, causada por la bacteria Bordetella pertussis, es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa que afecta sobre todo a lactantes no vacunados[8,9]. En este brote, al menos 31 personas fallecieron, en su mayoría recién nacidos de comunidades rurales con cobertura vacunal deficiente. La transmisión se vio facilitada por la falta de inmunidad colectiva y la limitada efectividad de campañas de información pública. En muchos casos, la prevención fue imposible porque las familias no estaban informadas del esquema de vacunación, o temían aplicarlo por rumores circulantes en redes sociales.
La tosferina, causada por la bacteria Bordetella pertussis, es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa que afecta sobre todo a lactantes no vacunados[8,9]. En este brote, al menos 31 personas fallecieron, en su mayoría recién nacidos de comunidades rurales con baja cobertura vacunal. La transmisión se vio facilitada por la falta de inmunidad colectiva y la limitada efectividad de campañas de información pública. En muchos casos, la prevención fue imposible porque las familias desconocían el esquema de vacunación, o temían aplicarlo por rumores difundidos en redes sociales.
La leptospirosis, producida por la bacteria Leptospira, es una zoonosis que se transmite por contacto con agua o suelos contaminados con orina de animales, principalmente roedores[10]. En comunidades amazónicas como Taisha, donde murieron ocho niños, las condiciones de hacinamiento, inundaciones estacionales y la carencia de servicios básicos como agua potable y alcantarillado favorecieron su expansión. Muchos casos fueron confundidos inicialmente con cuadros febriles comunes, lo que provocó retrasos críticos en el diagnóstico y tratamiento. Las distancias geográficas y el costo del transporte dificultaron aún más el acceso a centros de salud resolutivos.
En el caso de la fiebre amarilla, una enfermedad viral transmitida por mosquitos Haemagogus spp. y Aedes spp.[11], la reemergencia se dio en zonas con cobertura de vacunación inferior al 80 %, umbral mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud para alcanzar inmunidad colectiva[12]. A esto se suman problemas persistentes como la fragmentación de las campañas de vacunación, el débil control vectorial y la desinformación sobre efectos adversos reales o imaginarios de la vacuna; estos discursos han sido difundidos por movimientos antivacunas o portales no oficiales.
Estas tres epidemias no solo comparten una etiología infecciosa, sino que están atravesadas por factores comunes: desnutrición infantil, desconocimiento, barreras económicas, ausencia de vigilancia epidemiológica efectiva y debilidad institucional. Para muchas familias, los diagnósticos tardíos, el traslado forzoso hacia hospitales urbanos, y la imposibilidad de costear tratamientos o transporte, formaron parte del drama cotidiano. En este contexto, no se puede hablar de brotes aislados, sino de una verdadera sindemia.
A su vez, la infodemia —definida como la sobreabundancia de información, cierta o no— ha actuado como un amplificador del miedo y la desconfianza[13,14]. Titulares alarmistas y rumores sobre un nuevo confinamiento desviaron la atención pública de estrategias sanitarias clave como la vacunación, la vigilancia activa o la comunicación basada en evidencia.
La Organización Panamericana de la Salud ha advertido que, sin estrategias de comunicación claras y culturalmente contextualizadas, incluso las mejores intervenciones pueden fracasar[15]. Por tanto, Ecuador requiere un enfoque integral que articule salud pública, equidad territorial y participación comunitaria con sensibilidad intercultural.
Ante este escenario, se requieren acciones urgentes y sostenidas que integren la atención médica con intervenciones sociales, como:
Conclusiones
Más allá de los brotes, Ecuador enfrenta el desafío de replantear cómo cuida la salud de su población, considerando el entorno, la cultura y la participación comunitaria. Esta es una oportunidad histórica para reconocer que la salud no se construye solo en hospitales, sino también en la vida cotidiana, mediante el saneamiento, el acceso al agua potable y la promoción de la salud. Escuchar a las comunidades, especialmente a sus liderazgos indígenas, es fundamental.
El país no solo enfrenta tres brotes epidémicos, sino también pobreza, marginalidad, migración forzada, minería ilegal y desnutrición crónica infantil. Además, combate el miedo, la fragmentación social y la desinformación, que mantienen al país en penumbra, no por la falta de energía eléctrica, sino por la ausencia de acciones integrales en salud y desarrollo social.
El Ecuador debe responder con solidaridad, ciencia y sensibilidad social. Lo más doloroso no es la enfermedad, sino la indiferencia de un Estado que no previene ni atiende. Esta crisis sanitaria pone en evidencia que la salud no depende exclusivamente de la hospitalización o la medicalización, sino también de la prevención oportuna, sostenida y situada territorialmente, que articule el saber técnico con el conocimiento local.
Referencias