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Burbano, C. Más allá del compromiso con la vocación
Entrevista con Rita Bedoya, médico familiar rural. Práctica Familiar Rural. 2019 julio; 4(2).
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ENTREVISTA
Entrevista con Rita Bedoya, médico familiar rural
Más allá del compromiso con la vocación
Carla Burbano*
*Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Política Salesiana
DOI: https://doi.org/10.23936/pfr.v4i1.46
Recibido: 04/06/2019 Aprobado: 25/07/2019
En la labor realizada por la Dra. Rita Bedoya se percibe la entrega y la pasión hacia el trabajo médico social con los individuos y las familias dentro de las comunidades rurales. Desde el año 86 Rita es mediadora en salud, Medica Familiar graduada en México, Terapista Familiar Sistémica, con una maestría en Ciencias Sociales con mención en género. Ha formado a cientos de médicos de familia en todo el país. Actualmente vive en Perucho una parroquia rural de la provincia del Pichincha en el Ecuador.
A Rita la encontramos hace poco tiempo, con la sonrisa de siempre, esa mirada penetrante y curiosa, con su compañero de vida Raúl Ayala le solicitamos grabar la conversación mientras bebía su taza de café en medio del bosque húmedo, de este conversatorio resulto el presente resumen.
Los primeros sorbos de café sirvieron para debatir sobre la humildad como virtud central de la vida, indispensable para el aprendizaje, y para una perspectiva apropiada de la política y de la moral, al preguntarle porque la edad no es sinónimo de humildad, nos contestó,” lastimosamente esta requiere de una búsqueda, de un caminar lleno de equivocaciones y aun así para algunos resulta esquiva”.
Rita ha cambiado mucho a nivel personal y profesional a lo largo de su propio ciclo vital, generando una auto apropiación de visiones más humanas y apropiadas al contexto de la salud y la Práctica Familiar Rural quien representa, el sentir del médico de familia que labora en el sector rural y compartimos con ustedes un extracto de su entrevista.
Nos cuenta sobre la historia de la Medicina Familiar en el Ecuador, es una disciplina que surge de la iniciativa local privada, con la influencia religiosa del Hospital Vozandes de la ciudad de Quito, quienes firman un convenio de colaboración con la Universidad Católica, para implementar esta iniciativa. Este es el primer paso de crecimiento, sin embargo uno de los principales retos fue remover la imagen de ser una copia de los programas norteamericano de formación, y lograr tener una identidad propia.
Apenas en el año 2012 se logra, con el decreto 620, que la Medicina de Familia sea considerada una especialidad dentro del sistema público de salud, estableciendo así el mismo salario que recibían los demás especialistas. Esta práctica, tras el reconocimiento legal, tiende a evolucionar y se convierte en un movimiento nacional, logrando la apertura y generando nuevas oportunidades en otras provincias del Ecuador para la formación de Médicos de Familia.
El objetivo fue elaborar un procedimiento metodológico en el que la medicina familiar este considerada, no como el inicio del sistema, sino el sistema en sí, ya que el modelo del sector público lo define como una especialidad que se ubica en el primer lugar de atención y se lo ve como una puerta de entrada. Esta es una concepción de la Medicina Familiar y se encuentra diseñada desde el punto de vista de la salud pública; pero si nosotros profundizamos y entendemos más de lo que es realmente ser un médico de familia, tiene que ver con algo distinto.
Ser médico de familia es un posicionamiento político, explica Rita mientras suspira,, implica el razonamiento, el empezar a trabajar la propia historia ¿quién soy yo? Empezar por preguntar y reconocerte primero como persona ¿quién eres?, y como te identificas; es por eso que las cosas van cambiando. A estas alturas del camino por ejemplo yo podría decirte que soy una mujer feminista de extracto y descendencia rural.
Por eso he regresado al campo. Porque el lugar en el que me siento más cómoda y más confortable es en el área rural, estoy profundamente identificada con sus luchas sociales, mi practica ya no tiene que ver con el escenario del consultorio ni de los diferentes niveles, por qué no creo que mi verdadero rol sea prescribir una receta. Ya no creo que el verdadero rol de un médico de familia sea diagnosticar el medicamento apropiado bajo una evidencia científica. Hoy podría decir, que ser médico de familia es estar comprometido con la sociedad y por lo tanto involucrase en todos los aspectos de la cotidianidad del pueblo en el que vives y prestas tus servicios.
Hoy por hoy ser médico familiar es mostrar interés en el sector que te rodea. ¡Yo vivo en Perucho y con mi familia estamos en la lucha por la defensa del agua! Mi marido es representante de toda la cuenca del rio Guayllabamba y trabajamos en el respeto a un pedacito de tierra fértil, buscamos una agricultura que respete a la Pacha Mama y que los procesos que se implementen sean armónicos y orgánicos.
Creo firmemente en el derecho que tenemos a la soberanía alimentaria, esto es, comer lo que cultivamos; también a una vida que te permita disfrutar de cada momento: del aire limpio, de poder tener tiempo para pensar; privilegios que van más allá del simple hecho de acumular cosas materiales.
Por otro lado la violencia patrimonial está establecida en el sector rural de una manera bárbara, los medios de comunicación hablan de femicidios, cosa que llega hacer la expresión extrema de la violencia física. Esa la idea del hombre de creer que es dueño del cuerpo de una mujer es inaudita, pero esta idea se abre paso día a día dentro de nuestros propios hogares al momento de repartir las equidades al interior de la familia. Estas cosas que parecen simples es algo que se requiere trabajar desde la vida y esto no se logra con talleres o en conferencias, no, con esto no vamos a cambiar nada, esto es con un compromiso solemne para cambiar nuestra forma de pensar.
Hoy en día mi compromiso es trabajar contra la violencia establecida, me asombra ver como el machismo del sistema patriarcal esta impuesto de tal manera en la sociedad, que la gente no lo percibe. El compromiso ahora debe ser hacia la construcción de masculinidades distintas, hacia la construcción de equidades diferentes, un paso mas allá, de solo promulgar derechos para las mujeres.
En el proceso de vida de como cambiar el modo de pensar de ser médico de familia, hay un largo camino que recorrer, desgraciadamente la facultad de medicina nos deforma desde el inicio, con ideas de que ser médico implica solucionar problemas, que vamos a salvar vidas, que vamos a intervenir en complicadas cirugías. Este efímero pensamiento nos trasmite una sensación de ejercer algún tipo de dominio de conocimiento y de poder, pero la vida te demuestra que no es así.
Cuando llegas a caminar todo lo que yo he caminado en el mundo de ser médico de familia -tengo 62 años y lo que pienso a hora es distinto de lo que pensaba hace 10 ó 30 años- me da pena de los médicos de familia que no logran evolucionar, que se quedan en la idea inicial, que eres buen medico porque intentas dominar la mayor cantidad de evidencia científica, que cumples con los famosos protocolos y que estas apegado a la norma. No se dan cuenta que lo que están siendo es maquiladores de las trasnacionales farmacéuticas, que están siendo borregos del sistema, al momento que no toman una posición crítica de la búsqueda de lo que significa cada día “mi trabajo”, obligatoriamente nos debemos preguntar ¿con esto que estoy haciendo que trasformo?, ¿que cambio?, creo que por eso es tan importante la Medicina de Familia porque te da la oportunidad de siempre renovar de repensar, de crecer.
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Al terminar la entrevista creo que entiendo más lo que es una médica familiar integral y comunitaria, no solo tiene que ver con el conocimiento médico, el reconocimiento del paciente y su familia, tiene que ver con las luchas contra los “pecados sociales”, como la pobreza, la violencia, el machismo. Tiene que ver con el agua, las siembras, las cosechas, los alimentos, la Pachamama..., tiene que ver con cómo me transformo para transformar el mundo..
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